El salón es insoportable, las risas, los gritos, las amenazas, los regaños. Y como vivimos donde vivimos siempre después de un ruido sigue la palabra puto, o pendejo. Estoy harto. Mucho ruido. Que los maten. Ya ni los audífonos me ayudan, tengo 17 años y me siento de treinta. ¿Estoy bien si no me gusta la canción que estás cantando y si no me interesa saber quien se cogió a que vieja? ¿Está bien si no lo grito por todo el salón, el pasillo, la ciudad? ¿Ah? ¿Que si está bien? Ah, pues:
YA CÁLLENSE CARAJO!
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